La Diáspora no existe como entidad pensante; no
existe ningún organismo unificado que se haga
cargo de temas tan importantes como el
reconocimiento del Genocidio, del que el Primer
Ministro sugirió que “nosotros”, la Diáspora,
nos encargáramos. Es importante reunir,
constituir una agenda con las prioridades y el
cronograma de sus temas y prever los recursos
necesarios. Temas como salvaguardar las
propiedades armenias en Jerusalén, el destino de
las comunidades estratégicamente importantes en
el Medio Oriente, el avance de la comunidad en
Ucrania que sumaba 600.000 antes de la guerra,
se plantean sin que nadie se haga cargo.
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